El gobierno de Corea del Sur criticó el miércoles la controvertida repatriación de dos norcoreanos en 2019, luego de publicar fotos que parecían mostrar a uno de ellos resistiéndose a la entrega.
La administración del entonces presidente Moon Jae-in había expulsado a los hombres después de que los investigadores dijeran que la pareja asesinó a 16 tripulantes antes de llevar su barco de pesca a aguas de Corea del Sur.
El gobierno dijo en ese momento que los hombres, descritos por los funcionarios como “criminales peligrosos”, no tenían intención de desertar. Al menos dos funcionarios dijeron que la pareja no quería quedarse en Corea del Sur.
Pero las imágenes de su transferencia en la aldea de la tregua de Panmunjom, publicadas el martes por el nuevo gobierno conservador, mostraban a un hombre que se resistía desesperadamente a la entrega.
Si fueran “enviados por la fuerza” a Corea del Norte, sería “un crimen contra la humanidad que viola tanto el derecho internacional como la Constitución”, dijo a los periodistas la portavoz del presidente Yoon Suk-yeol, Kang In-sun.
El gobierno “determinará completamente la verdad detrás de este caso”, dijo.
Una imagen mostraba a un hombre derrumbado en el suelo, aparentemente mientras los funcionarios lo arrastraban hasta la Línea de Demarcación Militar entre las dos Coreas.
En otras fotos, los dos hombres aparecían atados con cuerdas y con los ojos vendados antes de su repatriación.
Los grupos de derechos han dicho en el pasado que la transferencia fue una violación del derecho internacional debido a la probabilidad de que los hombres fueran torturados o algo peor en Corea del Norte.
Los medios de Corea del Sur informaron en ese momento que los dos hombres tenían los ojos vendados en su viaje y solo se dieron cuenta de su destino cuando se quitaron las máscaras para revelar a los soldados norcoreanos listos para detenerlos.
Uno de ellos colapsó de inmediato, informó el conservador Chosun Ilbo.
El halcón Yoon ha sido muy crítico con el enfoque moderado de su predecesor, acusando al liberal Moon de apaciguar a Pyongyang.
El caso de 2019 fue la primera transferencia del Sur al Norte desde el final de la Guerra de Corea.
En ese momento, los grupos de derechos humanos lo condenaron rotundamente como una violación de la ley, que también acusó a Moon de tratar de ganarse el favor del líder norcoreano, Kim Jong Un.
Según la constitución de Corea del Sur, todos los norcoreanos son automáticamente considerados ciudadanos, y aquellos que llegan a su territorio y expresan el deseo de desertar pueden quedarse.
Un funcionario del gobierno de Moon dijo en 2019 que los dos hombres fueron enviados de regreso porque “representarían una amenaza” para la sociedad y que, como “criminales peligrosos”, no podían ser considerados refugiados.
Y Kim Yeon-chul, el ministro de unificación de Moon, les dijo a los legisladores en ese momento que los pescadores no querían quedarse. Dijo que le dijeron a las autoridades de Corea del Sur: “Incluso si morimos, nos gustaría morir en nuestro país de origen”.
Pero Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch, dijo el miércoles que la “resistencia desesperada de los hombres a ser obligados a regresar” era clara en las fotos recién publicadas.
Acusó a Moon, un ex abogado de derechos humanos, y a su administración de tener “un desprecio repugnante e insensible por los derechos humanos”.
Las fotos muestran que los hombres deportados “comprendieron que estaban luchando por sus vidas”, agregó Robertson.
Desde que Yoon asumió el cargo en mayo, los fiscales han reabierto el caso.
Y la semana pasada, la agencia de inteligencia de Corea del Sur también solicitó una investigación formal sobre las denuncias de que su ex jefe bajo Moon, Suh Hoon, ordenó el cierre prematuro de una investigación interna sobre el asunto.
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