Singapur ha ahorcado a un hombre por un complot de contrabando de cannabis, a pesar de los llamamientos de las Naciones Unidas para detener la ejecución.
Tangaraju Suppiah fue ahorcado en la madrugada del miércoles después de ser declarado culpable de conspirar para traficar un kilogramo de cannabis al país desde la vecina Malasia.
Los manifestantes afirmaron anteriormente que el hombre de 46 años, que negó estar involucrado en el complot, había sido condenado con pruebas débiles, una afirmación negada por las autoridades de Singapur.
Familiares y activistas habían enviado previamente cartas a la presidenta de Singapur, Halimah Yacob, para pedir clemencia.
Su sentencia también llamó la atención de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que llamó al gobierno a “reconsiderar urgentemente”, mientras que el empresario británico Richard Branson calificó el caso de “impactante”.
El Colectivo de Justicia Transformativa (TJC), un grupo local que también había hecho campaña contra la sentencia de muerte de Tangaraju Suppiah, dijo que había sido ahorcado en la prisión de Changi el miércoles.
La Red Asia Anti-Pena de Muerte condenó la ejecución como “reprobable”.
“El uso continuado de la pena de muerte por parte del gobierno de Singapur es un acto de flagrante desprecio por las normas internacionales de derechos humanos y arroja dudas sobre la legitimidad del sistema de justicia penal de Singapur”, dice el comunicado.
Las leyes antidrogas de Singapur son algunas de las más estrictas del mundo: los culpables de traficar con más de 500 gramos de cannabis pueden enfrentarse a la pena de muerte.
El año pasado, 11 personas fueron ejecutadas por delitos de drogas en Singapur.
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Malasia, un país vecino, abolió las penas de muerte obligatorias a principios de este mes.
Sin embargo, el gobierno de Singapur sostiene que la pena de muerte es necesaria para proteger a sus ciudadanos y que todas las personas ejecutadas han recibido el debido proceso conforme a la ley.
Las autoridades también dicen que sus estrictas leyes actúan como un efecto disuasorio, y dicen que un estudio muestra que los traficantes a menudo transportan cantidades por debajo del umbral que daría como resultado la pena de muerte.
Aunque Tangaraju Suppiah no fue atrapado con el cannabis, los fiscales dijeron que los números de teléfono lo rastrearon como la persona responsable de coordinar la entrega de las drogas.
Había sostenido que no era él quien se comunicaba con los demás relacionados con el caso.
Una solicitud presentada el lunes para suspender la ejecución fue desestimada sin audiencia el martes.
El caso generó críticas del multimillonario británico Richard Branson, un veterano activista contra la pena de muerte.
En una publicación de blog compartida antes de la ejecución, escribió: “El caso de Tangaraju es impactante en múltiples niveles.
“Singapur tiene una larga y problemática historia de ejecución de delincuentes relacionados con las drogas, siguiendo leyes de sentencias obligatorias que prohíben la pena de muerte para ciertas cantidades mínimas de drogas.
“El gobierno del país ha afirmado en repetidas ocasiones que sus leyes draconianas sirven como disuasión eficaz de los delitos relacionados con las drogas.
“Sin embargo, las autoridades de Singapur han fallado repetidamente en proporcionar evidencia tangible para esa afirmación”.
2023-04-26 09:00:00
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