Los consumidores están impulsando la recuperación económica.
El gasto del consumidor aumentó un 2,8 por ciento en el segundo trimestre, lo que ayudó a compensar las caídas en otras partes de la economía. El gasto en servicios fue particularmente sólido, ya que las vacunas generalizadas y la caída de casos de coronavirus llevaron a los estadounidenses a regresar a restaurantes, salones de uñas y otras actividades en persona.
“Finalmente vimos el giro completo hacia los servicios que impulsaban el gasto del consumidor en lugar de los bienes”, dijo Diane Swonk, economista en jefe de la firma de contabilidad Grant Thornton.
El gasto en bienes también se mantuvo fuerte, reflejando en parte el impacto continuo de la tercera ronda de controles de estímulo, que llegó a las cuentas bancarias de los estadounidenses en la primavera.
La inversión empresarial también fue relativamente sólida, con un aumento del 1,9 por ciento, ya que las empresas aumentaron el gasto en tecnología y equipos.
El sector de la vivienda, sin embargo, fue un lastre para el crecimiento, ya que se contrajo un 2,5 por ciento después de tres trimestres consecutivos de fuertes ganancias. Eso podría parecer sorprendente dadas las historias de frenéticas guerras de ofertas en los mercados inmobiliarios al rojo vivo. Pero lo que importa para el PIB es la construcción, y la construcción de nuevas viviendas se ha visto obstaculizada por la escasez de mano de obra y suministros, y en particular por el alto precio de la madera.
El crecimiento general en el segundo trimestre estuvo significativamente por debajo de las expectativas de los economistas. Pero eso se debió en gran parte a un gasto gubernamental más débil de lo esperado, particularmente a nivel estatal y local, así como a una caída inesperadamente aguda en los inventarios. Es probable que ambos factores se reviertan a finales de este año.