Casi la mitad de todas las muertes por cáncer son causadas por factores de riesgo modificables conocidos, con el tabaquismo, el consumo de alcohol y el alto índice de masa corporal (IMC) entre los tres principales, señala la Unión para el Control Internacional del Cáncer (UICC).
Contribuyen al alto IMC productos como las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados, que según el grupo son, como el tabaco y el alcohol, potencialmente adictivos.
Para el Día Mundial contra el Cáncer de hoy, 4 de febrero, el grupo hace un llamado a los gobiernos de todo el mundo para que ayuden a prevenir millones de muertes evitables relacionadas con el cáncer mediante la implementación de políticas dirigidas a las grandes empresas que anuncian productos de alcohol y tabaco, y alimentos ultraprocesados.
Todos estos productos son comercializados por empresas cuyos intereses corporativos a menudo superan las preocupaciones por la salud global, comenta el grupo.
La UICC cree que las empresas que promocionan estos productos y las opciones de estilo de vida poco saludables deben ser consideradas responsables y tener fuertes restricciones en la comercialización y venta.
“Millones de muertes por cáncer evitables son causadas por productos no saludables vendidos por compañías despiadadas que interfieren en los debates políticos y abusan de la ciencia para asegurar un entorno comercial favorable”, se lamentó Cary Adams, director ejecutivo de la UICC. “Mientras celebramos el Día Mundial contra el Cáncer, la UICC está lista para apoyar a los gobiernos en sus esfuerzos por limitar la exposición de las personas al tabaco, el alcohol y los productos alimenticios ultraprocesados”.
La UICC recomienda un enfoque de cuatro vertientes para reducir la disponibilidad y el consumo de productos poco saludables que están relacionados con las muertes relacionadas con el cáncer.
En primer lugar, la UICC recomienda aumentar los impuestos sobre el tabaco y el alcohol, pero también sobre las bebidas azucaradas como las gaseosas, los jugos y las bebidas energéticas y deportivas. Estas bebidas azucaradas son impulsores conocidos de la obesidad que, a su vez, contribuyen a un IMC alto, un factor de riesgo de cáncer modificable.
La idea detrás de los impuestos sobre las bebidas azucaradas, denominado impuesto al azúcar o impuesto a los refrescos, es que dicho impuesto ayudaría a reducir el consumo de azúcar de manera similar a gravar los cigarrillos para reducir el consumo de tabaco.
“Muchos gobiernos saben que sus poblaciones son el blanco de empresas ansiosas por vender productos poco saludables, pero sus ambiciones de reducir estas acciones a menudo se encuentran con la resistencia de los actores de la industria, incluidos los desafíos legales a las medidas políticas y la legislación efectivas”, dijo Ulrike Årehed Kågström, presidente- electo de la UICC y secretario general de la Sociedad Sueca del Cáncer. “La oposición a un impuesto al azúcar por parte de los fabricantes de bebidas azucaradas, robando una página del libro de jugadas de las grandes tabacaleras, es solo un ejemplo entre muchos”.
La segunda recomendación es aumentar las limitaciones de mercadeo, incluidas las restricciones de edad y puntos de venta reducidos. La UICC hizo referencia a un análisis del gobierno del Reino Unido que analizó el impacto de los anuncios de comida chatarra en la televisión antes de las 9 p.m. El análisis sugirió que prohibir los anuncios daría como resultado 1900 millones de libras esterlinas (2300 millones de dólares estadounidenses) en beneficios para la salud pública con reducciones en la mala salud relacionada con la obesidad a lo largo de la vida de los niños.
La tercera recomendación de política es mejorar el etiquetado que impondría etiquetas de advertencia e información. En la actualidad, solo los productos del tabaco llevan advertencias sanitarias. Los esfuerzos para introducir etiquetas sobre el aumento del riesgo de cáncer en las bebidas alcohólicas se han topado con una feroz oposición de la industria del alcohol, como informó anteriormente Noticias médicas de Medscape.
La cuarta sugerencia es realizar amplias campañas de educación pública para mejorar el conocimiento de los factores de riesgo y contrarrestar aún más la publicidad engañosa, la promoción del mercado y la interferencia política.
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