Pero los franquiciados no se consideran a sí mismos como el proletariado, y no actúan como tal. Se metieron en este lío al resistirse a las campañas sindicales, y la comunidad empresarial en general contribuyó al lío al apoyar las políticas gubernamentales para limitar el poder sindical. La Ley de Recuperación FAST fue impulsada con fuerza por el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, que también está detrás del movimiento Fight for $15 para aumentar el salario mínimo a nivel estatal. Al igual que muchos sindicatos, SEIU ha puesto más energía en los últimos años en el cabildeo, porque las restricciones federales sobre los sindicatos hacen que la organización sea extremadamente difícil (aunque SEIU también hace eso).
El cabildeo empresarial está fuertemente a favor de la preservación y mejora de las barreras legales a la organización sindical. Pero los sindicatos como SEIU son dedos invisibles en la mano invisible de Adam Smith, invisibles para las empresas e invisibles incluso para el propio Smith. Permítame, si lo desea, una digresión sobre La riqueza de las naciones (1776).
en un capitulo titulado “Los salarios del trabajo”, Smith desdeñó lo que hoy llamaríamos acción concertada (“una combinación defensiva contraria de los trabajadores… para aumentar el precio de su trabajo”). Hoy en día, esta acción concertada suele organizarse a través de un sindicato. A Smith no le gustaba la acción concertada, pero no porque fuera contraria a su esquema más amplio. Más bien, no le gustaba porque era inútil. Las protestas colectivas de los trabajadores, escribió, eran actos de “hombres desesperados” y estaban destinadas al fracaso porque los empleadores siempre podían recurrir a “la ejecución rigurosa de aquellas leyes que se han promulgado con tanta severidad contra la combinación de sirvientes, trabajadores, y jornaleros.”