Home » Mi TOC me hizo sentir como si mi cerebro hubiera sido tomado como rehén

Mi TOC me hizo sentir como si mi cerebro hubiera sido tomado como rehén

by admin
Mi TOC me hizo sentir como si mi cerebro hubiera sido tomado como rehén

Mis padres empezaron a preocuparse y finalmente fue mi padre, un contador, quien me llevó a un psicólogo infantil. Me sentí aliviado, en cierto modo. Sentí que había algo mal en mí que necesitaba ser arreglado, aunque también era perturbador estar haciendo algo, por primera vez, sin mi gemelo.

Pero el médico simplemente nos dijo que yo era un niño “normal” e inteligente y que no me pasaba nada. Por lo tanto, cuando mi comportamiento continuó, mis padres simplemente pensaron que estaba siendo difícil – y no los culpo por esto. Pero en el fondo estaba enojado y frustrado.

Mis síntomas de TOC disminuyeron durante algunos años. Pero al final de mi adolescencia, regresaron con venganza. Mucha gente podría pensar que el TOC se trata sólo de orden o limpieza. Y si bien la compulsión de lavarse las manos cientos de veces al día ciertamente existe para algunos y puede ser profundamente angustiosa, fueron los pensamientos repetitivos e intrusivos los que fueron tan terribles para mí.

Recuerdo una mañana de 2013, subiendo a un autobús lleno de gente para ir a la escuela. Me convencí de que si tocaba a alguien en este autobús (con mi mochila, mis zapatos o mi chaqueta), algo terrible le pasaría.

Como el autobús estaba lleno, esto fue imposible de evitar. Mi cerebro me dijo que los demás pasajeros serían atropellados por un coche, asesinados e incluso violados: las imágenes más terribles y espantosas, con detalles espeluznantes. Aunque mi yo racional me decía que esto no era real, los pensamientos eran obsesiones que no desaparecían.

Me sentaba en mi pupitre, congelado de terror, incapaz de concentrarme en lo que decía el profesor; era como si mi cerebro hubiera sido tomado como rehén por los pensamientos.

A partir de ese día, el TOC estuvo gritando constantemente en mi cabeza, todos los días, cada minuto, como el peor enemigo. Estos pensamientos eran tan intrusivos, a menudo sobre violencia sexual que me sucedía a mí o a otras personas, que me llevaba una hora terminar de leer una página de mi libro.

Esto fue realmente perturbador para alguien a quien le encantaba estudiar. Pero de alguna manera, luché por fingir ante el mundo exterior que todo estaba “bien”, lo cual en sí mismo era agotador.

Tenía muy pocos amigos en la escuela secundaria; incluso durante las conversaciones normales, tenía estas imágenes terribles pasando por mi cabeza. Recuerdo que una chica me llamó “raro”. Solía ​​confiar en Sofía, que siempre fue muy protectora conmigo. A lo largo de nuestra infancia, ella trató de protegerme de cualquier cosa que pudiera lastimarme, incluidas las personas “tóxicas”.

You may also like

Leave a Comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish. Accept Read More

Privacy & Cookies Policy