YNo pensaría que es posible cometer un robo a mano armada accidentalmente. Pero eso es exactamente lo que le sucede al pobre despistado Martin cuando se involucra en un altercado con un empleado en una estación de servicio mientras está vestido como un vikingo con pieles de animales, con un hacha en la mano. Martin se ha escapado a las montañas cubiertas de nieve para cazar, buscar comida y encontrar el sentido de la vida. El inconveniente es que sus habilidades de supervivencia son más de Alan Partridge que de Bear Grylls, de ahí la incursión a la gasolinera para comprar cerveza y patatas fritas.
La comedia inexpresiva sobre la crisis de la mediana edad del cineasta danés Thomas Daneskov tiene algunos momentos brillantemente absurdos como este. Rasmus Bjerg interpreta a Martin, que ha probado medias maratones y ciclismo de carretera, pero todavía se siente muerto por dentro. Cuando le dice a su sufrida esposa, Anne (Sofie Gråbøl de The Killing), que se va a un seminario de trabajo en equipo, Martin se dirige a Noruega para jugar sus fantasías vikingas. La actuación de Bjerg es perfecta, jugando deliciosamente directo como este torpe tonto, que se convierte en Fred Flintstone con su ridículo disfraz de piel de animal, pero no puede soportar separarse de su iPhone. Daneskov encuadra el rostro grande y expresivo de Bjerg frente al majestuoso paisaje helado para lograr la máxima comedia.
Martin ha estado viviendo como el peor vikingo del mundo durante aproximadamente una semana y acaba de robar la gasolinera cuando se topa con Musa (Zaki Youssef), un contrabandista de malezas herido en un accidente automovilístico. Es aquí donde la policía se involucra y la película se vuelve Fargo-ish. Bjørn Sundquist está fantástico como Øyvind, un jefe de policía en edad de jubilación con cejas de Jack Nicholson y aficionado a la pesca con mosca. Cada vez que pregunta por el perro rastreador de la policía, Øyvind recibe la misma respuesta: es el día libre del chucho. Hay algunas escenas muy divertidas y un final de tiroteo razonablemente tenso, aunque el final sentimental me pareció un poco como una evasión. Y es una pena que Gråbøl (vistiendo un suéter de basura) esté cargada con un papel nada interesante como la esposa de Martin.