La inflación más alta en décadas y la fuerte caída en las exportaciones de gas natural ruso a Europa han empujado a un número creciente de gobiernos a experimentar formas de controlar los precios de la energía. Los planes pondrán a prueba la sabiduría económica de que los controles de precios distorsionan los mercados y crean escasez de suministro.
En el Reino Unido, el nuevo gobierno planea limitar los costos de energía de los hogares y pagar a las empresas de servicios públicos la diferencia entre el límite y los precios de mercado, y Alemania está trabajando en planes para limitar el costo de la electricidad y el gas natural. La Unión Europea aprobó un plan para recuperar las ganancias de algunas empresas de energía y redistribuirlas entre los consumidores, y también está explorando la creación de un tope en el precio del gas natural en todo el bloque. Estados Unidos está liderando un esfuerzo con sus aliados para limitar el precio de venta global del petróleo ruso, mientras que una agencia de las Naciones Unidas pidió la semana pasada a los responsables políticos que opten por precios máximos e impuestos extraordinarios para combatir la inflación.