TEGUCIGALPA, Honduras – Un activista indígena hondureño que ayudó a liderar una lucha contra la construcción de una presa fue asesinado, dijeron las autoridades el lunes.
El inspector de la Policía Nacional, Juan Sabillón, dijo que un sospechoso había sido detenido en relación con el asesinato del activista Juan Carlos Cerros Escalante el domingo.
Cerros Escalante, de 41 años, era miembro de la comunidad indígena Lenca de Honduras. Fue baleado el domingo frente a una iglesia en la localidad de Nueva Granada, en la provincia de Cortés, en la costa caribeña.
Betty Vásquez, coordinadora del Movimiento Ambiental de Santa Bárbara, dijo que Cerros Escalante fue asesinado frente a sus hijos.
“Condenamos el asesinato de otro compañero y activista”, dijo Vásquez. “No es concebible, no está bien, que criminalicen a las personas, persigan a las personas y luego las maten por defender la tierra. Consideramos que esto es un asesinato político ”.
Cerros Escalante lideró un grupo local llamado “Comunidades Unidas”, que estaba activo en caseríos cercanos al Río Ulúa y que se oponía a la represa hidroeléctrica El Tornillito.
Sabillón dijo que varios sospechosos potenciales estaban bajo investigación y dijo que el autor intelectual del asesinato había sido detenido. No identificó al sospechoso.
Solo en 2020, una docena de activistas ambientales y de derechos indígenas fueron asesinados en Honduras.
Un fin de semana de diciembre, dos activistas fueron asesinados.
Félix Vásquez, un activista ambiental del grupo indígena Lenca desde hace mucho tiempo, fue baleado por hombres enmascarados frente a familiares en su casa en Santiago de Puringla. Un día después, José Adán Medina fue encontrado muerto a tiros en un lugar remoto de la comunidad de El Volcán, también en el occidente de Honduras. Medina era miembro del grupo indígena Tolupan.
Según el grupo de derechos humanos Global Witness, Honduras es uno de los países más peligrosos del mundo para los activistas ambientales, con al menos 120 muertos entre 2010 y 2017.
El caso más famoso fue el de Bertha Cáceres, también activista ambiental Lenca, quien fue asesinada en marzo de 2016 por hombres armados que irrumpieron en su casa y le dispararon. Su asesinato capturó la atención mundial en parte porque había sido galardonada con el prestigioso Premio Ambiental Goldman. Luchó durante años contra un proyecto de represa. Varios hombres han sido condenados por su asesinato.
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