Escalofríos de desaprobación sacudieron el Departamento de Estado el año pasado cuando el Secretario de Relaciones Exteriores británico Liz braguero conoció por primera vez al Secretario de Estado antonio parpadeo. Fue “contundente” y “asertiva” y tomó “posiciones maximalistas”, afirmaron fuentes estadounidenses anónimas. El horror: ¡un funcionario británico tan franco como un estadounidense!
Como primer ministro, una Sra. Truss asertiva podría ser un multiplicador de fuerza para los EE. UU. Boris Johnson, en su despedida del Parlamento, aconsejó a sus colegas que “permanezcan cerca de los estadounidenses”. Estas palabras son extrañas para los oídos estadounidenses porque rara vez las escuchamos, incluso de nuestros amigos más cercanos. Pero el Sr. Johnson lo dijo en serio, y no hay duda de que la Sra. Truss está de acuerdo. En las crisis y conflictos que se avecinan, su recompensa por las inclinaciones a favor de Estados Unidos será la crítica de que, como tony blair durante la guerra de Irak posterior al 11 de septiembre, ella es el “caniche” de Washington. Los críticos no entienden que Washington aprecia los consejos sin adornos de London y las críticas sinceras como prueba de la fortaleza de la alianza. Además, nunca me he encontrado con un caniche británico.