El gobernador Brian Kemp habla en un evento de campaña en Alpharetta, Georgia, el 17 de mayo.
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Cuando los georgianos vayan a las urnas el martes, tienen una opción clara: el estado de Peach puede reelegir al gobernador Brian Kemp, un líder íntegro, o reemplazarlo con un político oportunista, ya sea la demócrata Stacey Abrams o el republicano David Perdue. En 2020, Georgia estuvo en el centro de la batalla sobre qué partido controlaría el Senado y la Casa Blanca. En 2022, lo que está en juego puede ser aún mayor. Los georgianos pueden enviar un mensaje claro de que los votantes recompensarán el liderazgo honesto y rechazarán a los políticos sin principios.
En los últimos cuatro años, el gobernador Kemp ha brindado un fuerte liderazgo en tiempos difíciles. No abordamos todos los temas de la misma manera, pero respeto que él sea directo, escuche a sus electores y anteponga sus necesidades.
Debido a que es ese tipo de líder, el gobernador Kemp se ha enfrentado a ataques ridículos y deshonestos del expresidente Trump simplemente porque defendió la voluntad de los georgianos en las elecciones de 2020. El gobernador Kemp es un conservador fuerte y era partidario de Trump. Su único pecado fue cumplir con su deber constitucional y negarse a mentirle a la gente de su estado.
Perdue, exsenador, fue reclutado por Trump para oponerse al gobernador Kemp. Puede que haya sido un luchador por los georgianos, pero en esta contienda, el Sr. Perdue se postula para una audiencia de uno: Donald Trump.
Parece probable que el gobernador Kemp derrote este desafío en las primarias republicanas, pero Perdue no es el único negacionista electoral en esta contienda. La probable candidata demócrata, Stacey Abrams, fue pionera en la práctica. En 2018, dos años antes de que el presidente Trump intentara anular su derrota electoral, la Sra. Abrams calificó su propia derrota rotunda en la carrera por la gobernación de Georgia (por más de 50 000 votos) como “amañada”, y prometió que “nunca cederemos”.
Si bien los demócratas condenan con razón la negativa de Trump a admitir la realidad y conceder la elección, muchos aplauden a Abrams por hacer lo mismo. Sus afirmaciones falsas se han amplificado en los principales medios de comunicación y el Partido Demócrata desde el Capitolio hasta los niveles superiores de la Casa Blanca. Aunque su presentación puede ser más hábil que la del expresidente y sus palabras pueden no ser tan groseras, el impacto es el mismo: socavar la fe en las elecciones.
El vitriolo de la extrema izquierda y la extrema derecha oscurece la verdad más amplia de que los extremos de ambos partidos tienen más en común de lo que les gustaría admitir. En ninguna parte es esto más claro que en Georgia. Puede que las campañas de Abrams y Perdue no se encariñen, pero parten de las mismas peligrosas premisas. Ambos creen que los políticos saben más que la gente, al menos cuando su lado está a cargo. Ambos socavan nuestros procesos democráticos cuando no sirven a sus propios intereses. Ambos se preocupan más por controlar un partido que por gobernar o resolver problemas serios.
El futuro de Estados Unidos depende de líderes honestos que reconozcan que el cargo que ocupan es más grande que ellos mismos. Si David Perdue y Stacey Abrams prevalecieran en Georgia, más políticos egoístas se animarían en todo el país. No se trata de la diferencia entre derecha e izquierda. Se trata de la diferencia entre el bien y el mal.
El Sr. Hogan, republicano, es gobernador de Maryland.
Informe editorial de la revista: los demócratas se movieron a la izquierda, los republicanos se movieron a la derecha. Imágenes: Getty Images Composición: Mark Kelly
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