Roger Katz dijo que su padre y su hermano formaron una sociedad equilibrada.
“Mi padre era un genio de la fabricación; sabía dónde fabricar productos y materiales de origen”, dijo en una entrevista telefónica. “Pero él no tenía ningún concepto de marketing. Mi hermano sabía cómo crear una marca y una presencia”.
Pero dijo que vendieron la compañía a Reebok porque su padre estaba “envejeciendo” y su hermano “realmente no tenía vida” y estaba a punto de agotarse.
Además de su hermano, al Sr. Katz le sobreviven su esposa, Dasa Katz, y su hijo, Lee.
Mientras el Sr. Katz contemplaba su regreso al negocio del calzado, asistió a una feria comercial en 2013 en Las Vegas, donde se encontró con Werner Wyrsch, un ex ejecutivo de Rockport que se estaba preparando para jubilarse.
“Él dijo: ‘Vamos a caminar’”, dijo Wyrsch en una entrevista telefónica. “Recogió un zapato aquí y un zapato allá, importados de Vietnam y Camboya, y dijo: ‘Esto es terrible, hagámoslo de nuevo. Mostrémosles cómo hacer zapatos otra vez’”.
El Sr. Katz pronto fundó Samuel Hubbard, con el Sr. Wyrsch como vicepresidente senior de desarrollo y abastecimiento de productos. La compañía es una especie de Rockport 2.0, con un énfasis continuo en la comodidad informal y liviana, pero utilizando cueros europeos más lujosos y tecnología avanzada.
Roger Katz, un arquitecto que diseñó un centro de distribución para Rockport y su primera tienda en Marlboro, Massachusetts, dijo que no le sorprendió que su hermano regresara al negocio del calzado.
“Bruce probó muchos esfuerzos en el medio y, para ser sincero, no tuvo el tipo de éxito que quería”, dijo. “Llegó a un punto en el que quería otro éxito real. Habló abiertamente sobre el hecho de que el único lugar en el que realmente tuvo éxito fue en los zapatos”.