El desorden que envolvió Aerolíneas suroeste esta temporada navideña dejó a los observadores tan desconcertados como los desafortunados pasajeros del transportista. ¿Cómo pudo Southwest, cuya rentabilidad constante, servicio eficiente y precios bajos alguna vez la convirtieron en el ejemplo de la hábil administración de aerolíneas, colapsar de manera tan desastrosa? En los próximos años, el profesorado de la escuela de negocios publicará estudios de casos. Los políticos y los reguladores tendrán su opinión. Tengo una modesta experiencia personal para compartir que podría ayudar a explicarlo.
De 1996 a 2006 fui vicepresidente y consejero general de Aerolíneas espirituales. Spirit era y es una empresa mucho más pequeña que la histórica Southwest, pero ambas fueron alguna vez empresas emergentes que lograron, después de muchos desafíos, ganarse un lugar entre los gigantes establecidos de la industria. De hecho, Southwest ha crecido de manera tan impresionante que ahora se encuentra entre las aerolíneas estadounidenses más grandes y rentables. Por su parte, Spirit aguantó y creció durante más de 32 años, hasta acordar el año pasado una transacción con jetblue que, si se consuma, creará la quinta aerolínea más grande del país y un gran desafío competitivo para Southwest.