Las empresas que operan en Rusia y Ucrania comenzaron a implementar planes de contingencia, ya que enfrentaron una serie de desafíos y la caída de los precios de las acciones luego del ataque de Moscú.
Los ejecutivos comenzaron a cerrar oficinas y fábricas el jueves, asegurándose de que el personal estuviera seguro y enviando a algunos a la frontera polaca, mientras sopesaban los factores que probablemente afectarían sus negocios, incluido el aumento de los precios de las materias primas y el impacto potencial de nuevas sanciones en Rusia. Algunos en Ucrania enfrentaron desafíos adicionales que dificultaron el trabajo, incluido el cierre de la red ferroviaria y los puertos y problemas con el suministro de gas.