“Los mayores merecen algo mejor que un montón de primicias”

A Al inicio del año escolar 2022, el Presidente de la República quiso inaugurar una nueva forma de toma de decisiones públicas, creando un Consejo Nacional de Refundación (CNR), a su vez subdividido en otras tantas secciones temáticas. Un año y una reorganización después, está claro que el método y los anuncios están lejos de volver a encantar el futuro, así como de construir un futuro deseable.

El viernes 17 de octubre, Aurore Bergé, Ministra de Solidaridad y Familias, presentó su hoja de ruta para “envejecer bien”. Tras el abandono en el campo de la ley de “autonomía” prometido durante el primer quinquenio, los anuncios de su predecesor, que pensaba que todavía se podía actuar sin la ley, el inicio de la CNR “envejecer bien” golpeado por una iniciativa parlamentaria sin gran ambición, ¡estábamos esperando con impaciencia!

Por lo tanto, el trabajo del famoso CNR presentado en abril está integrado muy parcialmente seis meses después por M^{a mí} Berge en su hoja de ruta y, como era de esperar, las propuestas resultantes de nuestro trabajo, especialmente en la parte de vínculo social y ciudadanía, no se encuentran por ninguna parte. En cambio, tenemos derecho a un catálogo de medidas a menudo vagas, mal o no cuantificadas, difíciles de evaluar, que mezclan duraciones de experimentación y acumulan promesas de creación de empleo que todo el mundo sabe que no son sostenibles, ya que no se traducen en proyectos de ley de finanzas.

El aislamiento social merece aliento y convicción

Todo ello da la ilusión de un trabajo interministerial reducido a la provisión por parte de cada asesor técnico de medidas –en su mayor parte ya existentes– que llenan un catálogo sin mucho diseño. ¡Los mayores merecen algo mejor! Mejor que un montón de primicias, mejor que este continuo menosprecio, mejor que la invisibilidad que se les promete, como si sólo existieran para ser aliviados.

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¿Por qué pedirnos dialogar, construir juntos y trabajar propuestas para que ninguna pueda existir políticamente? ¿Dónde están las propuestas destinadas a representar mejor a los franceses mayores? ¿O aquellos destinados a integrarlos mejor en el mercado laboral o incluso promover sus habilidades?

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El aislamiento social, lucha central de los Hermanitos de los Pobres, está remitido al piadoso deseo de “convertirse en una política prioritaria” ; Así ha sido durante años, a pesar del evidente vínculo entre el sufrimiento y las patologías que genera el aislamiento y los costos que se suman para tratarlos. Ciertamente, el tema no es muy legislativo ni muy reglamentario, pero merece inspiración, convicción, encarnación.

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