El Telescopio Internacional de Espejo Líquido, ubicado en lo alto del Himalaya, finalmente ha comenzado a hacer observaciones. Si tiene éxito, algún día podríamos poner un telescopio líquido mucho más grande en la luna.
Espacio
6 diciembre 2022
EN LO ALTO de una montaña india se encuentra una cuenca reflectante de 4 metros de ancho, su superficie libre de ondas refleja todo lo que hay encima. Es como si alguien recogiera un trozo del salar boliviano, el espejo natural más grande del mundo, y lo pusiera en el Himalaya. Pero a diferencia del Salar de Uyuni de América del Sur, donde las llanuras de sal cubiertas por agua producen reflejos increíbles que atraen a muchos turistas, la cuenca de la montaña está llena de mercurio líquido. Y este no es un punto de acceso turístico: solo puede acceder a él un pequeño grupo de científicos que lo usan para observar los cielos.
La cuenca es parte de un telescopio único. Situado en un observatorio en el estado de Uttarakhand, en el norte de la India, el Telescopio Internacional de Espejo Líquido (ILMT) utiliza la piscina de metal brillante para captar la luz del cielo.
Dichos telescopios tienen ventajas sobre los convencionales. Lo más importante es que son mucho más baratos de construir. Pero aunque la idea de un telescopio líquido ha existido durante siglos, crear uno viable ha resultado endiabladamente complicado. La ILMT estuvo en proceso durante más de una década. Este año abrió los ojos por primera vez. Es el más grande de su tipo y el primero construido para llevar a cabo observaciones astronómicas.
El telescopio explora el cielo nocturno con la esperanza de detectar nuevos fenómenos, claro, cuando no llueve. Pero los astrónomos esperan que el potencial de estos dispositivos alcance algún día mucho más que…