NASSAU, Bahamas—Sam Bankman-fritoEl imperio de criptocomercio de $32 mil millones se derrumbó en una bancarrota incandescente la semana pasada, lo que provocó que los clientes furiosos, los criptoacólitos y los peces gordos de Silicon Valley se preguntaran cómo algo que parecía tan prometedor pudo haber implosionado tan rápido.
La imagen emergente sugiere que FTX no fue simplemente derribado por un rival, o deshecho por un mal comercio o la caída implacable este año en el valor de las criptomonedas. En cambio, durante mucho tiempo había sido un desastre caótico. Desde sus primeros días, la empresa fue una aglomeración ingobernable de entidades corporativas, activos de clientes y el propio Bankman-Fried, según documentos judiciales, balances de la empresa mostrados a los banqueros y entrevistas con empleados e inversores. Nadie podía decir exactamente qué pertenecía a quién. Los fiscales ahora están investigando su colapso.