Cuando murió Vinicius, el Papa acarició su rostro desfigurado – Noticias

Fue una foto que dio la vuelta al mundo y generó emoción la de 2013 con el Papa Francisco sosteniendo en brazos, acariciándolo, a Vinicio Riva, un hombre que padecía neurofibromatosis (enfermedad de Recklinghausen) que le había desfigurado el rostro y la cabeza. El protagonista de esa imagen falleció ayer, a los 63 años, en el hospital de Vicenza, donde permanecía internado desde hacía algún tiempo. El encuentro con el Pontífice, uno de los muchos gestos de auténtica inclusión a los que nos tiene acostumbrados el Papa Francisco, tuvo lugar durante una audiencia general en el Vaticano el 6 de noviembre de 2013. Vinicio había llegado a la Plaza de San Pedro en un viaje de Unitalsi, acompañado por una tía, Caterina Lotto. Fue la mujer quien, entrevistada por el Giornale di Vicenza, contó la emoción de aquel encuentro. “Para mí también fue muy emotivo.

Cuando nos vio – dijo Caterina, entonces guardiana de Vinicio y de su hermana – el Papa guardó silencio: tomó a Vinicio y lo abrazó fuertemente contra su pecho. No dijo una palabra, pero me dirigió una mirada muy intensa”. Las imágenes del conmovedor gesto del Papa Francisco, acariciando la nuca de Vinicio, desfigurado por las múltiples deformaciones provocadas por la neurofibromatosis tipo 1, rebotaron en la televisión y en las páginas web de los cinco continentes y ha puesto de relieve una patología genética bastante extendida que aprisiona a quienes la padecen en el estigma social y les lleva a esconderse de la gente: incluso el presidente de la región del Véneto, Luca Zaia, quiso expresar su pésame personal por el fallecimiento de Vinicio Riva: “La imagen de un largo abrazo entre el Papa Francisco y Vinicio durante una audiencia dio la vuelta al mundo, recordando a todos que la inclusión y la socialización, frente a todas las barreras que pueden crear aislamiento en enfermedad, son un derecho universal y un deber de toda la sociedad”.

También fueron muy emotivas las palabras de Francesco Gozzo, alcalde de Isola Vicentina, donde vivía Vinicio. “Siempre lo vi en el pueblo, desde pequeño – escribió en Facebook – y traté de ir más allá de su enfermedad que lo convertía, como él decía, en ‘un ser deforme’ a los ojos de la mayoría. En su piel, a pesar de la voz ronca que a veces era difícil de entender, había una persona inmensamente amable y servicial, casi más allá de la dimensión humana.”

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