Es difícil decir, a primera vista, en qué medida la decisión judicial de hoy en el Tribunal de Distrito de La Haya marcará realmente la diferencia en la política de Royal Dutch Shell sobre las emisiones de carbono.
Para empezar, Shell ya ha dicho que espera apelar el fallo “decepcionante”.
En segundo lugar, el veredicto solo es legalmente vinculante en los Países Bajos. La demanda del tribunal de que Shell reduzca sus emisiones en un 45% para 2030 (actualmente está comprometida a alcanzar ese objetivo para 2035) no se aplicará en el resto del mundo.
En tercer lugar, cabe señalar que esta no fue una victoria absoluta para los grupos ambientalistas que llevaron el caso.
Fundamentalmente, el tribunal dictaminó que Shell actualmente no está incumpliendo su obligación de reducir las emisiones, como habían argumentado los activistas, porque actualmente está en el proceso de endurecer su política sobre emisiones.
En cuarto lugar, algunos aspectos de esta sentencia plantean más preguntas que respuestas. El tribunal no ofreció sugerencias sobre cómo Shell debería tratar de cumplir con su fallo o cómo ese fallo podría ser aplicado o monitoreado.
No obstante, el fallo puede tener ramificaciones más amplias. Hay más de 1.300 casos similares relacionados con el cambio climático que se están presentando contra gobiernos y empresas de todo el mundo por grupos ambientales y de derechos humanos y, con poca jurisprudencia relevante, los tribunales naturalmente buscarán precedentes legales donde puedan encontrarlos.
Es por eso que la sentencia de hoy fue anunciada por adelantado por tener implicaciones para todas las compañías de petróleo y gas y no solo para Shell, aunque también vale la pena señalar que, de los cientos de casos de este tipo relacionados con el cambio climático que ya se han presentado ante el tribunales, la gran mayoría han sido desestimados.
Estos incluyen un caso de alto perfil que se llevó ante el tribunal de la ciudad-estado en Berlín en octubre de 2019 en el que tres familias agrícolas alemanas, respaldadas por Greenpeace, afirmaron que el gobierno de Angela Merkel estaba violando sus derechos al no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la suficiente rapidez.
También es muy probable que casos similares presentados contra empresas multinacionales como Shell sean menos efectivos en otras jurisdicciones.
Los tribunales holandeses han demostrado un apoyo inusual a los casos de cambio climático, como lo demuestra un fallo de 2015, luego confirmado en apelación, en el que se ordenó al gobierno holandés reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del país en al menos un 25% para 2020 desde sus niveles de 1990.
Además, algunos tribunales están concluyendo que la solución al cambio climático no es legal, sino política.
Una corte federal de apelaciones de Estados Unidos rechazó el mes pasado un intento de la ciudad de Nueva York de responsabilizar a cinco importantes compañías petroleras – Shell, BP, Exxon Mobil, Chevron y ConocoPhilips – por el costo de abordar los daños causados por el calentamiento global. Dijeron que los reclamos legales locales fueron desplazados por la Ley Federal de Aire Limpio.
Los jueces dijeron en su fallo: “El calentamiento global presenta un problema internacional único de preocupación nacional. Por lo tanto, no es adecuado para la aplicación de la ley estatal”.
El Tribunal de Distrito de La Haya ha llegado exactamente a la conclusión opuesta, pero es probable que el fallo de Nueva York tenga mayor peso en todo el mundo.
Vale la pena señalar que el precio de las acciones de Shell no se ha movido, y los mercados generalmente lo hacen bien.
También existe el peligro de que esta decisión, en última instancia, haga más daño que bien.
Las grandes petroleras estadounidenses se han comportado en gran medida durante la última década como si todo fuera como de costumbre.
Pero las grandes grandes europeas, en particular BP y Shell, han mostrado un compromiso genuino para reducir sus emisiones.
Ambos también han demostrado ser mucho más receptivos a comprometerse con los activistas ambientales y otras partes interesadas en el tema que nunca en el pasado y han sido mucho más abiertos y transparentes.
Shell enfatizó a lo largo de este caso judicial que sintió que se necesitaba un enfoque de colaboración para ayudar a abordar el cambio climático en lugar de la confrontación a través de los tribunales.
Sería una lástima que esta decisión los obligara a ponerse a la defensiva y los hiciera, perdona el juego de palabras, retirarse a sus caparazones.
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